El día 11 de diciembre la Academia Caldense de Historia hizo entrega del libro
TERRITORIO INDEPENDENCIA Y GUERRAS. CONSTRUCCIÓN DE LA REGIÓN CALDENSE
Catalogación en la publicación - Biblioteca Nacional de Colombia
Edición a cargo de Albeiro Valencia Llano y Fabio Vélez Correa
Territorio, independencia y guerras
Manizales: La Nueva Editorial, 2012
ISBN: 978-958-98837-3-0
1. Obras históricas - Siglo XXI, 1 Tomo
Carátula del libro: Jorge Hernán Arango Vélez
PALABRAS DEL AUTOR DEL PRÓLOGO, ALBEIRO VALENCIA LLANO
La
presente obra reúne varios textos de viajeros, actores de la guerra de
Independencia y de los conflictos del siglo XIX, que ayudan a entender la
construcción de la región caldense. Los autores son dirigentes políticos,
escritores, periodistas y protagonistas, que dejaron memorias sobre diferentes
aspectos de la región:
- El escenario natural, la topografía, el clima y la vegetación. Descripción del geógrafo estadounidense James J. Parsons, en su obra La Colonización Antioqueña en el Occidente De Colombia.
- La guerra de Independencia, contada por el historiador José Manuel Restrepo en Diario de un Emigrante Patriota. Narra la difícil experiencia que vivió cuando el conflicto involucró la región de Armaviejo, Marmato, Supía y Quiebralomo, en 1816.
- El médico, escritor e historiador, Manuel Uribe Ángel, escribió Recuerdo de un Viaje de Medellín a Bogotá”, en 1862, donde describe costumbres y dibuja el paisaje para “conservar la historia de un viaje cuyas condiciones peculiares dejarán bien pronto de existir”.
- El informe presentado por el Obispo Coadjutor Monseñor José Joaquín Isaza, en 1870, tiene varias virtudes: muestra la evangelización en una inmensa región, desde Aguadas hasta Manizales pero, además, Monseñor es un excelente cronista de la vida cotidiana pues describe la historia de las parroquias visitadas, las fundaciones, los caminos, la economía, la población y las costumbres.
- Se incluyen varias páginas de la guerra civil de 1876-1877, recogidas en el periódico El Estado de Guerra, editado en Bogotá, donde se presenta la cotidianidad del conflicto y la crudeza de la guerra. También se “rescatan” algunos capítulos de la obra Artículos Políticos y Literarios, del escritor y periodista antioqueño Camilo A. Echeverri, quien muestra el ambiente de guerra y el conflicto tal como lo vivió y padeció.
- Se agrega una descripción del Departamento del Sur de Antioquia, hacia el año 1884; es una inmensa región que comprende las poblaciones de Arma, Aguadas, Pácora, Salamina, Filadelfia, Aranzazu, Neira, Manizales y Pensilvania, territorio que serviría de base para la formación de la región caldense. Este capítulo corresponde a la obra Geografía General del Estado de Antioquia en Colombia, de Manuel Uribe Ángel, publicado en París, en 1885.
- Se introduce una página de la Guerra de los Mil Días, escrita por el General Víctor Manuel Salazar. Tiene importancia porque recoge testimonios y vivencias sobre el conflicto, según el pensamiento de uno de los caudillos de dicha contienda militar. Aquí el General hace una semblanza sobre el dirigente político conservador, Aquilino Villegas.
- El último capítulo es un testimonio sobre la historia regional de Antioquia y Caldas, escrito por el intelectual Justiniano Macía Vélez. El autor hace una reconstrucción minuciosa de sus viajes, del paisaje, del recorrido por los caminos de herradura y de los pueblos.
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Estas
lecturas nos llevan al testimonio directo de fenómenos ocurridos en este
territorio, a lo largo del siglo XIX, y ayudan a entender la construcción de la
región caldense.
La región caldense se fue construyendo durante el siglo XIX a partir de
varios fenómenos: el papel de los “pueblos del oro”, Riosucio, Supía y Marmato
y su relación económica con las migraciones campesinas y la fundación de
pueblos desde Aguadas hasta Aranzazu. Las colonizaciones antioqueña, caucana y
tolimense y la fundación de numerosos
pueblos, desde Aguadas hasta el Quindío; la colonización hacia el
occidente del Camino de Popayán, desde Mistrató hacia el sur, hasta el Valle
del Cauca, la colonización y fundación de pueblos en la Cuchilla de
Belalcázar. La colonización en tierras
cálidas, malsanas, escarpadas y escondidas, que lleva a la fundación de los
pueblos de Marulanda, Manzanares, Pensilvania, Marquetalia, Victoria, Samaná y
La Dorada.
Otro fenómeno que ayudó a construir la región es el de las guerras
civiles, y el gobierno de la Regeneración que golpeó las viejas regiones
tradicionales y fortaleció el estado central. Así surgió el proyecto de
división territorial del gobierno, entre 1888 y 1890, impulsado por Carlos
Holguín. Para esta época ya aparecía Manizales figurando como posible capital
de un nuevo departamento a conformarse con regiones del sur de Antioquia, norte
caucano y noroccidente del Tolima.
Hay que tener en cuenta, también, el papel de la Iglesia. Cuando
agonizaba el siglo XIX y en plena Guerra de los Mil
Días, la Iglesia estaba preocupada por la posibilidad del triunfo de los
liberales, lo que significaría regresar al sistema federal. Para adelantársele
a los hechos algunos obispos propusieron crear una diócesis que sirviera de
base para formar un nuevo departamento, después de la guerra.
Para cumplir con la
orientación anterior Monseñor Antonio Vico, Delegado Apostólico en Colombia,
envió una carta (abril 24 de 1899) al Cardenal Mariano Rampolla Del Tindaro,
Secretario de Estado del Papa León XIII, en la que le explicaba la difícil
situación que padecía la Iglesia en Colombia debido a la guerra civil. Luego planteaban
algunos puntos sobre la necesidad de crear la Diócesis de Manizales; la idea
tenía muy buenos patrocinadores y contaba con el apoyo del Obispo de Popayán.
Pero Monseñor Vico siguió apoyando la propuesta y envió informe al Obispo de
Medellín donde le anotó que
Los patrocinadores de esta
idea eran los hermanos Alejandro y Daniel Gutiérrez, cristianos convencidos y
personas notables de Manizales. Don Alejandro se desempeñaba en esa fecha como
Ministro del Tesoro Público de la Nación e influía, sin duda, ante el Presidente
de la República y las demás autoridades colombianas para que apoyaran este
proyecto. Le refería, además, el apoyo del Obispo de Popayán a esta idea y los
pasos dados en Bogotá y en Manizales para sacarla adelante, como son: el apoyo
del Presidente de la República, Dr. Sanclemente; la organización de una junta
para trabajar en pro de la nueva Diócesis; la recaudación de fondos y el
informe preliminar enviado a Roma”.
Después de estas gestiones la
creación de la Diócesis no se hizo esperar. De acuerdo con el Pbro. Horacio
Gómez Orozco, en el archivo de la Secretaría de Estado del Vaticano se
encuentra una minuta dirigida a Monseñor Carlos Nocella, Patriarca de
Antioquia, en la que se le informa que se presentó a la Santa Sede una petición
para la erección de una Sede Episcopal, en la ciudad de Manizales, con
territorios desmembrados de las diócesis de Popayán y de Medellín. El documento
tiene fecha de 6 de marzo de 1900 y el día 15 del mismo mes la Secretaría de
Estado envió el borrador del Decreto al secretario de la Congregación
Consistorial para redactar el informe final.
Se puede afirmar que la fuerte
unidad en la fe cristiana, más los aspectos económicos, contribuyeron a definir
el número de municipios que integrarían la Diócesis y el futuro
departamento; pero era claro que no había
unidad cultural, ni política. En su visión de la nueva entidad administrativa
la Iglesia planteó la necesidad de poner una cuña entre las regiones de
Antioquia y Cauca, para contribuir a superar los tremendos problemas políticos
e ideológicos que tantos males trajeron al país.
En 1904 Rafael Uribe Uribe
presentó al Congreso un proyecto de división territorial donde aparecen varios
departamentos, entre ellos el de Córdoba que más tarde se erigió con el nombre
de Caldas. Esta propuesta venía siendo apoyada por los hermanos Gutiérrez
Arango y Aquilino Villegas, desde las columnas de El Correo del Sur y por
Bonifacio Vélez, quien había sido Prefecto. Finalmente se hizo realidad la
creación del departamento con la Ley 17 del 11 de abril de 1905.
Por último está el papel del
café y de la cultura cafetera. El café creó mercado interno y unió las regiones
entre sí las integró a la economía nacional y
relacionó el departamento con el mundo. Pero, además, el café hizo surgir una
capa media fuerte y estable. Cuando se fundaba una colonia se repartían 12.000
fanegadas entre los colonos fundadores. Si cada colono era beneficiado con ocho
fanegadas ello significa que 1.500 campesinos recibían tierra. Luego llegaban
los hacendados y empresarios, que compraban tierra a las compañías
monopolizadoras y, por último, entraban nuevas oleadas de colonos que no
recibían parcelas pero que se convertían en mano de obra. Esa capa media de
campesinos acomodados y los trabajadores asalariados tenían capacidad de compra
por lo que favorecieron el desarrollo del mercado interno. Al mismo tiempo las
ganancias que producía la economía cafetera impulsaron el capital bancario, el
comercio y el incipiente desarrollo industrial.
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Esta obra es la continuación del libro La región caldense en los conflictos sociales del siglo XIX, que
publicó la Academia Caldense de Historia en el año 2009, con el apoyo de la
Secretaría de Cultura y de la Gobernación de Caldas. Esperamos, de este modo,
haber cumplido con nuestra obligación de rescatar documentos que ayuden a
dilucidar el pasado de la región y a entender nuestro presente. Es otra
publicación dirigida a estudiantes, docentes y a los interesados en nuestra
historia.
PALABRAS DEL ESCRITOR FABIO VÉLEZ CORREA
Territorio,
Independencia y Guerra. Configuración de la región caldense, la
nueva obra histórica de la Academia Caldense de Historia, es un libro que en su
contenido rescata valiosos documentos escritos en el siglo XIX por aventureros,
investigadores y viajeros que trasegaron por los territorios agrestes, y en
parte vírgenes, de lo que fuera Caldas por esos tiempos.
Una obra que es, en cierta forma,
el complemento necesario de los libros Viajeros
por el Antiguo Caldas y La región
caldense en los conflictos sociales del siglo XIX publicados años atrás y
que tanto han beneficiado a los historiadores y nuevos investigadores de la
gesta histórica de nuestra región.
El documento Territorio y Región de James J. Parsons, Ph. D., hace parte de su libro La colonización antioqueña en el occidente
de Colombia, sin lugar a dudas uno de los estudios más profundos que se
ha escrito sobre el proceso emigrante de
los antioqueños a lo largo y ancho de Colombia y que tuviera su mayor auge en
el siglo XIX.
De esta obra se extractó lo
relacionado con el escenario natural y la topografía de la región, en donde
Parsons recurre a numerosos documentos y estudios elaborados sobre el paisaje
natural (montañas, ríos, valles y lugares), la constitución mineralógica y los
procesos de explotación minera que se han estado llevando a cabo.
Un texto necesario para entender
de donde viene el espíritu laboral y de desarrollo económico de Caldas, rico
como pocas regiones en veneros de valiosos metales de incesante explotación y
tierras fértiles que han permitido su explotación generando cultivos de
variados productos agrícolas, con énfasis en el café.
El estudio Geografía general y compendio histórico del
Estado de Antioquia en Colombia, de Manuel Uribe Ángel es, quizás, el primer
análisis serio, amplio y detallado de cómo estaba conformada la región
antioqueña, con sus departamentos, municipios y localidades, haciendo énfasis
en sus territorios, procesos de conformación y vida administrativa. Para
nuestro libro retomamos lo relacionado con el Departamento del Sur, una primera
visión de lo que más adelante sería Caldas.
En el Diario de un emigrante patriota, escrito por don José Manuel Restrepo, uno de los más importantes testigos del
proceso independentista de la Nueva Granada, nos relata al mejor estilo de los
viajeros del siglo XIX, lo que fueron las peripecias de sus viajes por la
región del Gran Caldas, en pleno desarrollo de la guerra de independencia, con
comentarios justos y atinados sobre los sucesos que se vivieron en la lucha
entre los patriotas y las huestes españolas, y de las cuales él fue figura
protagonista.
Visita
Pastoral de Monseñor José Joaquín Isaza. 1870, es el informe
presentado por el Obispo Coadjutor, Mons. José Joaquín Isaza, a Monseñor
Valerio Antonio Jiménez Hoyos, Primer Obispo de Medellín, con motivo de la
visita pastoral en el año 1870.
En él se hace un
recorrido sobre cómo se efectuó el proceso de evangelización en el norte de
Caldas y en Manizales, relacionando no sólo la parte religiosa, la creación de
las parroquias, y la construcción de templos, sino también algunos aspectos del
entorno geográfico y de la vida cotidiana de las gentes.
En Recuerdo de un viaje de Medellín a Bogotá
(año 1863), Manuel Uribe Ángel, el autor hace un relato colorido y pleno de
detalles de su viaje desde Sonsón hasta el Magdalena, relacionando no solo sus
peripecias de viajero sino lo relacionado con la vida económica de la región,
donde los cultivos agrícolas, el proceso de desarrollo y el entorno geográfico
son parte de sus observaciones. Un documento que brinda nuevas luces sobre lo
que fue el proceso de formación de la región caldense en el oriente y a orillas
del Magdalena.
Los escritos Noticias de la guerra de 1876-1877, Antioquia y la guerra, La batalla de Garrapatas. Páginas de un diario, de Camilo Antonio
Echeverri y Correspondencia de guerra.
Carta del general Marceliano Vélez, nos devuelven al pasado de
confrontaciones bélicas de índole política, y en las cuales las gentes de
Caldas (en ese tiempo territorio del Estado de Antioquia), tomaron parte
activa.
La intranquilidad, el desasosiego
y el desarraigo eran las constantes ante el cruce de los ejércitos
revolucionarios liberales o conservadores, que iban asolando los campos,
reclutando a los labriegos o dando muerte a los enemigos ideológicos… Y la paz
estaba lejana, pero en algunas mentes de líderes políticos empezaba a incubarse
la idea de crear un nuevo departamento que sirviera de barrera para evitar las
continuas pugnas entre antioqueños y caucanos… Caldas. Sería en la primera
década del nuevo siglo XX cuando se diera su creación bajo el gobierno del
Presidente Rafael Reyes.
En su crónica
Vida cotidiana,
viajes y política en Antioquia y Caldas, Justiniano
Macía Vélez escribe un valioso documento sobre lo que fueron las costumbres en
el Caldas de comienzos del siglo XX, cuando recorrió sus caminos, visitó sus
pueblos y con mirada de curioso pertinaz, pintó las costumbres de entonces,
enfatizando lo relacionado con la educación. Es destacable el análisis que hace
del Colegio de Santo Tomás que
funcionara en Manizales por esa época.
Y en el texto Aquilino Villegas, Víctor
Manuel Salazar, el general salamineño de varias guerras civiles, hace un
análisis de lo que fue el final de la guerra de los Mil Días con la negociación
del “Wisconsin”, enfatizando y criticando de forma dura el papel de los
liberales de Uribe Uribe. Salazar también comenta en el escrito cómo conoció a
Aquilino Villegas y la admiración que le produjo por su gallardía y valor.
Lo dicho en los
párrafos anteriores sintetiza el fondo del libro Territorio, Independencia y Guerra. Configuración de la región
caldense, una obra que esperamos en la Academia Caldense de Historia, sea
del agrado y beneficio para los lectores, estudiantes e investigadores que
están ansiosos de conocer y develar el pasado histórico de nuestra región.
***
Para terminar, no sobra agregar los
agradecimientos que son válidos y justos en este tipo de eventos y que en el
caso de la Academia, tienen un profundo sentido y una gran emoción. Empecemos:
Al Dr. Guido Echeverri Piedrahita,
Gobernador del Departamento, aliado incondicional de la Academia Caldense de
Historia y colaborador con la misma.
A la Dra. Elizabeth López Ríos,
Secretaria de Cultura de Caldas, su espíritu sensible por todas las
manifestaciones de la cultura, hizo posible que luego de dos años sin publicar
obras históricas, pudiéramos volver a entregar a los caldenses otra obra que
rescata parte de su pasado.
Al fotógrafo y artista Jorge Hernán
Arango Vélez, quien con su sensibilidad ha logrado un diseño de carátula especial,
digno y síntesis gráfica del contenido temático.
A la nueva editorial, de los hermanos
Rubén Darío y Alberto Galeano y a todos sus empleados, en especial a Guillermo
Panesso, quien fue clave en el proceso de diagramación del libro.
A nuestros compañeros de la Academia,
quienes nos han brindado su apoyo en las empresas editoriales que hemos
emprendido… El trabajo mancomunado de nuestra entidad ha hecho posible que
lleguemos a las gentes, a los lectores e investigadores con obras valiosas que
nos dan nuevas miradas en torno al pasado.
Y a Ustedes, queridos acompañantes, que
año tras año han seguido nuestro devenir en las lides históricas y han
disfrutado del producto literario de las mismas…
Muchas gracias por su compañía.
Secretaría de Cultura de Caldas
Manizales, diciembre 11 de 2012
Fabio
Vélez Correa