ENTRE MÁS PRIMO, MÁS ME ARRIMO.
LA ALIANZA ENDOGÁMICA DE LOS
COLONIZADORES DE CALDAS
Por: María Elvira Escobar Gutiérrez
Maestría en Antropología
RESUMEN
La idea central de este trabajo es la de buscar el
origen y las causas de las formas de endogamia presentes en la región caldense:
el matrimonio preferencial entre parientes y las alianzas múltiples entre
familias.
En la mayoría de las zonas rurales del Departamento
de Caldas, una de las características de la alianza matrimonial es su
realización a través de enlaces entre parientes cercanos. Es tan común que
existe un refrán que las resume: "Entre
más primo, más me arrimo".
Palabras clave: Formas de endogamia,
endogamia, alianza matrimonial, colonizadores de Caldas.
BETWEEN COUSINS, I GET CLOSER.
THE ENDOGAMIC UNIONS OF CALDAS’ SETTLERS
By:
María Elvira Escobar Gutiérrez
SUMMARY
The main focus
of this essay is to look for the origin and the causes of the forms of endogamy
that can be found in Caldas: the preferential marriage between relatives and
the multiple alliances among families.
In most of
Caldas’ rural areas, marriage among close relatives is one of the
characteristics of marriage itself. It is so common that there is a common
idiom that describes it “Entre primos,
más me arrimo (Literally, between cousins, I get closer)”.
Key words: Kinds
of endogamy, endogamy, marriage, settlers of Caldas.
Familia
tradicional antioqueña (foto tomada de internet)
INTRODUCCIÓN
La endogamia es una costumbre de matrimonio
preferencial que puede referirse a la escogencia de cónyuge dentro de un
círculo delimitado sea de parientes, de paisanos o vecinos de una misma
comunidad o vereda, de miembros de una misma clase social o casta, de creyentes
de una religión, de participantes de una comunidad lingüística o de un grupo
determinado racial o étnicamente. En Caldas, y muchas zonas del país, lo que
prima es la endogamia consanguínea.
El estudio de las características familiares de los
colonizadores exitosos, es iniciado por Christie (1986), continúa con el de
Giraldo Zuluaga (1997) el cual analiza los entronques familiares de los
pobladores que se entrelazaron con los dueños de las grandes concesiones, y por
Arango (2003) que analiza a los concesionarios de las tierras que tuvieron que
ver con la colonización.
El presente estudio parte de las alianzas
matrimoniales con el objetivo de entenderlas como una herencia social
tradicional, que se perpetúa en el tiempo. Identifica tanto a quienes
realizaban la colonización campesina apoyándose en sus parientes, como a
quienes las utilizaron cuando la gesta había terminado y ya se encontraban
confortablemente instalados y eran propietarios de minas, de tierras, pero
sobre todo del comercio, como una estrategia de acumulación de patrimonio, que
condujo a desvirtuar el objetivo temprano del movimiento migratorio. Estas
prácticas de matrimonio, de origen tradicional, identificaron simultáneamente a
dos clases distintas y por razones diferentes: los campesinos y los
terratenientes, aunque en ambos casos relacionadas con la protección del
patrimonio y el origen rural de las familias. Realidad similar a
la que existe, para la difusión de la endogamia consanguínea, en el
Medioevo entre el campesinado y entre la nobleza.
El establecimiento final de nuevas poblaciones en
tierras de óptimas condiciones y estratégicamente situadas, se tradujo en el
entrelazamiento de los más exitosos con los concesionarios iniciales de los
grandes territorios, hasta entonces baldíos, y para ello se utilizó la
tradición de alianzas preferenciales entre parientes (Giraldo Zuluaga, 1997).
Sin embargo, persiste también para aquellos que solo obtuvieron la autonomía
basados en la pequeña producción, los cuales también mantuvieron la costumbre,
pero forzados por sus limitadas condiciones materiales de existencia.
El proceso es interesante, pues la endogamia
tradicional, tanto en la clase dirigente como entre el campesinado, se refuerza
por razones obvias: el aislamiento de regiones con malas comunicaciones, el
reducido número de familias avecindadas y una antigua costumbre de mezclas
matrimoniales. Estos factores conducen a utilizar un patrón de alianza cerrado,
que protege y fortalece a los pobres y a la vez favorece patrimonial y
socialmente a los más pudientes (quienes son los que producen los datos
genealógicos y por lo tanto entre quienes se realizó el estudio). Aún, hoy,
florece la endogamia local y consanguínea en las zonas rurales (Jaramillo y
Rivera, 1993) y es evidente entre la clase dirigente de Manizales (Christie,
1968: 38-39).
El estudio histórico del parentesco, de las
relaciones de alianza matrimonial, demuestra que éstas no son ajenas a las
condiciones de vida de una sociedad; están determinados por su base material,
concepción que permite realizar el estudio de un tema especializado para
contribuir a entender el conjunto de una etapa histórica.
La idea central de este trabajo es la de buscar el
origen y las causas de las formas de endogamia presentes en la región caldense:
el matrimonio preferencial entre parientes y las alianzas múltiples entre
familias. En la mayoría de las zonas rurales del Departamento de Caldas, una de
las características de la alianza matrimonial es su realización a través de
enlaces entre parientes cercanos. Es tan común que existe hasta un refrán que
las resume: "Entre más primo, más me
arrimo".
Cuando se inició este trabajo, las investigaciones
realizadas en el Hospital de Caldas por la genetista Aurora Valencia de
Grajales (1992, comunicación personal) demostraban la marcada frecuencia y la
incidencia de la endogamia consanguínea en algunas patologías de origen
hereditario, presentes en el Departamento de Caldas. Esta información condujo a
impulsar la dirección del trabajo de grado de Olga Lucía Jaramillo y Nora
Rivera (1993), realizado en las veredas de Aranzazu, Caldas, para encontrar las
razones que constreñían a los miembros de las comunidades rurales en la
selección de consorte e impulsaban la práctica de uniones consanguíneas, aunque
las parejas tuvieran, hoy, dudas y temores sobre sus efectos en la herencia
biológica. Entre las restricciones objetivas e involuntarias para mantener la
pauta endogámica que encontró dicho trabajo, se evidenciaron la escasa
movilidad espacial de la población, la pequeña producción familiar aislada, la
confianza y la cercanía de las relaciones sociales entre parientes.
El término de "la
estrechez del lugar" utilizado, aún hoy, por los párrocos para otorgar
la dispensa religiosa necesaria para la realización de dichos matrimonios, no
es más que una forma de expresar el conjunto de las razones materiales, que los
sustentan. Sin embargo, los implicados no perciben la práctica como producto de
condiciones objetivas, sino como una costumbre preferencial, valorada
positivamente, enmarcada en la tradición y proveniente de una escogencia libre
(Jaramillo y Rivera, 1993: 12).
Este patrón no es ajeno a otras regiones del país,
pero ha sido destacado en la zona de influencia antioqueña en diferentes épocas
(Pombo, /1869/ 1992; Gutiérrez de Pineda, /1968/1994: 476) y corresponde a
poblaciones que comparten características de zonas tradicionales, premodernas,
donde la movilidad es limitada, la forma de producir pausada, se valora la
tradición como guía del comportamiento y la producción, aunque tenga un destino
comercial, no permite la acumulación que exige la forma empresarial (Palacios,
1983: 444), por lo cual aún hoy puede compararse con la situación preindustrial
o tradicional (Dobrowolski, 1971), todo lo cual constituye una restricción para
la escogencia de cónyuge. En las sociedades tradicionales el parentesco es la
red de apoyo más amplia y efectiva a la cual se puede acceder, sus derechos y
deberes están bien definidos; su apoyo, solidaridad y lealtad reemplaza lo que
hoy en día se entiende como seguridad social.
A partir de la bibliografía se encontraron dos
posibles fuentes de comparación, la Europa medieval y las zonas de colonización
de la frontera agrícola en América Latina en el siglo XIX. En la primera, la
práctica ha sido estudiada por historiadores y antropólogos a través de datos
puntuales que incluyen la persecución desencadenada por la Iglesia a diversas
formas de alianza endogámica para el campesinado y para la nobleza europea
(Goody, 1985; Burguière, 1988; Guichard, 1988). Las numerosas prohibiciones y
barreras solo pueden explicarse por la efectiva presencia de estos patrones de
escogencia matrimonial, en las poblaciones de la época. La liberación de las
dispensas, que representaban una erogación sentida por el campesinado, fue
producto de los avances del capitalismo (Freeman, 1968: 262-263; Rosa, 1989: 126).
En América Latina se analiza su presencia como una forma de mantener las
grandes posesiones adquiridas.
Para analizar este caso la determinación de la
muestra debía considerar unidades familiares que suscitaran el interés de los
genealogistas, facilitaran ubicar la práctica endogámica en el pasado y a
medida que se desarrollaba la colonización y permitieran, por lo tanto,
observar el fenómeno empíricamente en los registros de las familias de
Antioquia y Caldas, por ello se escogió el grupo de la Expedición de los Veinte
que la conformaron veinte hombres que buscaban un sitio apropiado para fundar
la ciudad. Aunque ya existía una colonización agraria importante, el hecho es
que estos veinte consiguieron el sitio para instalar una ciudad. Ya, lo que es
la fundación misma es una actividad de múltiples grupos familiares.
Se utilizaron los datos de diferentes historiadores
(Fabo, 1926; Sánchez Zuleta, 1988; Ocampo Trujillo, 1972; Valencia Llano, 1990)
para establecer los personajes y luego se obtuvo la información de sus alianzas
matrimoniales en el libro de Genealogías
de Antioquia y Caldas, de Gabriel Arango Mejía (1910/1993).
La información que proveen las fuentes para
identificar a los fundadores de Manizales, solo incluye a los hombres; se
establecen, como dato general, los lazos de parentesco que tienen entre sí
varios de los fundadores, sin identificar a las mujeres a través de las cuales
los establecen. Al estar excluidas las mujeres de la memoria histórica y de la
popular, el paso siguiente consistió en buscar los datos y la ascendencia de
las esposas, lo que permitió complementar la información y visualizar las
alianzas matrimoniales que se realizaron en el proceso. Para hacer el cómputo
de los grados de parentesco se siguió la pauta descrita por Valencia Zea (1988:
60-61), que es la misma estipulada por el Código de Derecho Canónico, (Codificación
de 1959-1983, c.108, c.1091 y c.1092 en el Libro I, Título VI) y por el Derecho
Canónico de 1983.
Las carencias en la fuente genealógica redujeron el
grupo de personajes a Joaquín Arango Restrepo casado con Eulalia Palacio
Restrepo, su matrimonio se celebró en 1827 en Abejorral; Antonio María Arango
Montoya era el marido de Ana María Echeverri Díaz y Victoriano Arango Montoya
estaba casado con Benedicta Mejía Londoño; José María Correa Ángel con Joaquina
Álvarez Pérez; Joaquín Echeverri Díaz y Rosa Isaza Echeverri, contrajeron
matrimonio en Abejorral en 1824; Nicolás Echeverri Díaz casado con Ana María
Arango Palacio, casados en 1831 en Abejorral; Alejandro Echeverri Isaza, hijo
de Joaquín Echeverri y Rosa Isaza, casado con Fermina Palacio Isaza; Vicente
Giraldo Zuloaga tuvo sucesivamente como cónyuge a Simplicia Salazar y a
Adelaida Ramírez; Eduardo Antonio Hoyos Ángel quien estaba casado con Amelia
Ángel Jaramillo y Marcelino Palacio Restrepo casado con Mercedes Echeverri
también hija de Joaquín Echeverri y Rosa Isaza.
Los colonos
provienen de familias grandes, viajan juntos varios hermanos o se van quedando
en las regiones fundadas con anterioridad los/las hermanos/as, de forma que
pueden proveer un apoyo para los de la vanguardia. En el siglo XIX, el acceso a la tierra se lograba
por la fuerza o por la compra. La colonización antioqueña fue un largo
peregrinar de generaciones en búsqueda de una tierra libre donde poder
establecerse.
En el proceso
de desplazamiento hacia el sur, se desenraizaban de su localidad y de sus
parientes, lo que hubiera podido abrir los horizontes para la escogencia de
pareja, pero la norma cultural preferencial se mantuvo a donde fueron llegando
y por ello se ligaron por grupos enteros de hermanos o de primos, negando en buena
medida la escogencia individual. La migración parece haber tenido efectos en el
hecho de que los matrimonios entre consanguíneos se limitan, y aparecen agrupados
sólo en algunas de las generaciones, cuando los parientes se vuelven a
encontrar.
El constante
éxodo del grupo juvenil antioqueño lo lleva a establecerse dentro de alguna
subcultura colombiana, en la cual no pudiendo o queriendo adaptarse a las
imágenes del nuevo ambiente, y presionado además por sus familiares maternos,
temerosos de la intromisión en la vida familiar de elementos foráneos… retornaban
y regresan a su terruño nativo a casarse. (Gutiérrez de Pineda, 1994: 474).
Las familias de los fundadores se originaron en
diversos sitios de Antioquia, unas en Medellín, trasladándose después a
Rionegro, posteriormente a Abejorral como la de Fermina Palacio Isaza, la de
Eulalia, Teresa, Leocadia y Marcelino Palacio Restrepo; la de Rosa Isaza
Echeverri y la de Joaquín Arango Restrepo; originarios de Santa Fe de
Antioquia, luego establecidos en Rionegro, como los de Benedicta Mejía Londoño
y la de Amelia Ángel Jaramillo; de Santa Fe de Antioquia, a Rionegro y
finalmente a Marinilla la de Adelaida Ramírez Salazar.
En 1787 un
grupo de colonos organizados del oriente antioqueño (Rionegro y Marinilla) se
desplazó hacia el sur, acosado por la extrema pobreza y por la escasez de
tierra. Aquellas gentes dirigieron su mirada sobre los valles de Sonsón en
busca de tierra, pastos, salinas y minas de oro. Fue así como se inició el
poblamiento en Sonsón en diciembre de 1787. Los colonos establecidos en Sonsón,
presionados por los concesionarios realengos, continuaron su marcha por las
vertientes, urgidos por hallar tierras disponibles. En 1808 demarcan la nueva
partida de Abejorral... (Giraldo Zuluaga, 1983: 71).
La unidad entre los hermanos se da entre otras por
matrimonios múltiples, en los cuales varios hermanos/as se casan con un
conjunto de hermanos/as. Se percibe entonces esta particularidad como algo “muy paisa” y se desconoce la existencia
en otras partes del país y en otras naciones en donde se mantiene también la
pausada forma de producir y a la vez, este tipo de matrimonio.
El grupo familiar se instalaba mientras sus hijos
eran pequeños y luego con el matrimonio algunos insistían en la colonización,
hijos segundones del colonizador anterior. Así habían funcionado por
generaciones. En cada sitio dejaban parientes, hermanos mayores que podían
ayudarlos.
Es
interesante el afán por formar familia ya que ésta es “el arma con que se coloniza”; tener esposa e hijos significaba más
posibilidades para “formar rancho y abrir
bosque”. Por esta razón era mal visto que un hombre a determinada edad permaneciera
soltero. Se decía: “Cómo será de pobre
que no se ha casado”, o “murió pobre
y soltero” (Valencia Llano, 1996: 68).
El análisis de los datos que se tienen sobre los
primeros colonizadores nos indican que la endogamia entre ellos se había
iniciado desde antes de salir de Antioquia, incluso, en algunos casos, desde
los siglos XVII y XVIII, por lo cual las mujeres, no solo son esposas de cada
colonizador; son grupos emparentados, por consanguinidad y por alianza, los que
se dirigen paso a paso, en la búsqueda de tierras libres, fértiles y con buenas
posibilidades de comunicación.
Además de que las mujeres acompañaron a sus esposos
en la búsqueda de tierras, compartieron las penalidades del viaje y las
dificultades de instalarse, que la colonización se realizó para desarrollar la
pequeña producción, actividad por definición de carácter familiar; hay que
resaltar que los fundadores están emparentados entre sí a través de parientas
femeninas, especialmente sus respectivas hermanas.
Se empiezan a apreciar no solo las alianzas de un
grupo que se empeña en el objetivo común de la colonización, sino el hecho
destacable de que los matrimonios eran múltiples: varios hermanos/as con varios
hermanos/as. A pesar de ello, las mujeres siguen ausentes de las
investigaciones históricas. Ellas juegan un papel activo en la colonización, fundaciones
y domesticación de la nueva frontera agrícola, no solo a través de su
participación directa individual, sino del establecimiento de las alianzas que
unen y fortalecen a los grupos involucrados.
Es importante destacar que el sistema de filiación prevaleciente,
exige que el primer apellido sea el paterno y que las genealogías se tracen a
partir de éste. Esto conduce a que el apellido materno se encuentre en
desventaja, pues desaparece a medida que avanzan las generaciones y exija, por
lo tanto, una búsqueda intensiva, para establecer los lazos de parentesco entre
los miembros de las familias, tal como pasó con varios de los apellidos que
fueron utilizados en la investigación y que corresponden a ancestros femeninos
de los fundadores y de sus cónyuges.
Este es el caso de las cinco hermanas Vélez de
Rivero cuyo apellido desaparece y se pierde el parentesco que habían
establecido entre varios de los troncos familiares de referencia; pues tres de
ellas contrajeron matrimonio con hermanos Restrepo (1717) (uno de los cuales es
el antecesor directo por el lado materno, de los Palacio Restrepo); otra se
casó con el iniciador del apellido Palacio (1701) y la última con el ancestro
directo de todos los Arango (1694) (Arango Mejía, 1993; T1: 60). Sin embargo, estas
alianzas tempranas volverán a reanudarse generaciones después entre sus
descendientes, quienes siendo primos en octavo grado, reanudarán la alianza.
... han mostrado que ciertos símbolos de alianza que ponen en juego a
los "parientes" en sentido lato –consanguíneos, afines o
consanguíneos de afines– caracterizan de forma reiterada el campo matrimonial
de grupos sociales tan distantes como campesinos y los aristócratas. Estos
símbolos de alianza unen a consanguíneos más o menos alejados o a cónyuges que,
por medio de su unión, renuevan una alianza celebrada varias generaciones antes
entre miembros de su círculo de parientes; se habla entonces de nuevo
encadenamiento de alianzas (Zonabend, 1988: 47-48).
El proceso es interesante, pues la endogamia
tradicional, tanto de la futura clase dirigente como del campesinado, se
refuerza por razones obvias: el aislamiento de regiones con malas
comunicaciones, el reducido número de familias avecindadas, aunado a una vieja
costumbre de mezclas matrimoniales. Estos factores conducen a utilizar un
patrón de alianza cerrado, que protege y fortalece a los pobres, campesinos, y
a la vez favorece patrimonial y socialmente a los más pudientes. Los fundadores
se iniciaron como campesinos para convertirse en la clase dirigente.
Las alianzas matrimoniales se convierten en medios
para realizar actividades que exigen un grado alto de solidaridad y ayuda
mutua, como fue la colonización de vertientes; o en instrumentos para preservar
escasos patrimonios o para su contrario, consolidar las riquezas y posición que
se logren y para transmitirlas a los descendientes en un proceso de
monopolización y a la vez de exclusión para quienes se encuentran en posición
desventajosa.
Por muchos años, los colonizadores antioqueños que vinieron a Manizales
fueron de extracción rural, incluidos los que llegaron con algunos bienes de
fortuna... Todos, los unos y los otros, cargaban sobre sí el fardo del
feudalismo y la visión relativamente estática de las cosas que esa extracción
social comporta (Robledo Castillo, 1996: 23).
Al parecer el
parentesco entre hermanas, sea madres, abuelas o bisabuelas es el que
prima en los matrimonios. Esto es lógico, pues antes de ellas, el apellido
esta dado por la vía paterna, por un español recién llegado. Es decir, por
parte de las mujeres esta la continuidad, los lazos afectivos y conyugales; con
una ventaja, el apellido no aparece tan claramente identificado por estar
subsumido en la continuidad de la cadena. No se conoce la genética, y se supone
que los daños producidos por un apellido muy cercano son producto de una
maldición divina, lo cual puede ser evitado con las dispensas religiosas, pero
en caso que el apellido esté lejos, en cuarto grado o más atrás es
más fácil obviar este problema. En la práctica los matrimonios más comunes son
entre parientes de octavo grado de parentesco, hay algunos más cercanos pero la
norma es ésta; entre los más jóvenes el parentesco es aun más próximo.
CUADRO 1 (Ver Anexo 1)
Miembros de
las 11 familias de la muestra, con los implicados en diversas formas de alianza
endogámica, por generaciones. La generación de los fundadores está
identificada con F en cada familia.
FAMILIA
|
1ª gen
|
2ª gen
|
3ª gen
|
4ª gen
|
5ª gen
|
6ª gen
|
7ª gen
|
Total
|
%
|
ÁLVAREZ
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
4
|
16
|
14
|
4
|
21
|
16F
|
77
|
100.00
|
ENDOGAMIA
|
-
|
-
|
2
|
8
|
-
|
8
|
8
|
268
|
33.76
|
ÁNGEL
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
5
|
4
|
20
|
23
|
13
|
10F
|
77
|
100.00
|
ENDOGAMIA
|
-
|
-
|
-
|
14
|
8
|
4
|
-
|
26
|
33.76
|
ARANGO
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
16
|
21
|
13
|
29
|
45F
|
42F
|
168
|
100.00
|
ENDOGAMIA
|
-
|
4
|
6
|
5
|
10
|
29
|
20
|
74
|
44.07
|
CORREA
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
15
|
19
|
6
|
4
|
12
|
20F
|
78
|
100.00
|
ENDOGAMIA
|
-
|
4
|
10
|
6
|
-
|
4
|
8
|
32
|
41.02
|
ECHEVERRI
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
11
|
10
|
13
|
10
|
16F
|
8F
|
70
|
100.00
|
ENDOGAMIA
|
-
|
4
|
2
|
9
|
8
|
14
|
8
|
45
|
64.28
|
GIRALDO
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
27
|
9
|
10
|
11F
|
-
|
-
|
59
|
100.00
|
ENDOGAMIA
|
-
|
4
|
4
|
-
|
-
|
-
|
-
|
8
|
13.55
|
HOYOS
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
13
|
8
|
23
|
2
|
4F
|
5
|
57
|
100.00
|
ENDOGAMIA
|
-
|
3
|
-
|
17
|
-
|
-
|
-
|
20
|
35.08
|
ISAZA
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
5
|
4
|
11
|
18F
|
-
|
-
|
40
|
100.00
|
ENDOGAMIA
|
-
|
-
|
4
|
2
|
14
|
-
|
-
|
20
|
50.00
|
MEJÍA
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
18
|
9
|
4
|
18
|
17
|
4F
|
72
|
100.00
|
ENDOGAMIA
|
-
|
2
|
2
|
-
|
6
|
10
|
4
|
24
|
33.33
|
PALACIO
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
8
|
16
|
37F
|
-
|
-
|
-
|
63
|
100.00
|
ENDOGAMIA
|
-
|
6
|
12
|
28
|
-
|
-
|
-
|
46
|
73.01
|
RAMÍREZ
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
2
|
6
|
26
|
8
|
25
|
40F
|
109
|
100.00
|
ENDOGAMIA
|
-
|
-
|
6
|
16
|
2
|
4
|
8
|
36
|
33.02
|
TOTAL GENERAL
MIEMBROS DE LAS FAMILIAS
|
870
|
100.00
|
|||||||
TOTAL GENERAL
MIEMBROS IMPLICADOS EN PAUTAS ENDOGÁMICAS
|
357
|
41.03
|
De la muestra total de 870 miembros de los
distintos troncos familiares de los fundadores, 357 participan de algún tipo de
alianza endogámica. No se hace la suma por generaciones, pues el origen
cronológico es dispar. El 90.9% de las familias tiene más de una tercera parte
de sus miembros implicados en alguna alianza de tipo endogámico, a lo largo de
las generaciones; llegando a un tope de 73.01% en el caso de los Palacio. La
única familia cuyo patrón es diferente, sin que se sepa el por qué, aunque
influye la carencia de datos sobre algunos de sus miembros, es la de los
Giraldo.
ALIANZAS MÚLTIPLES ENTRE FAMILIAS
En el caso de los colonizadores del sur de
Antioquia no era una costumbre de recién llegados como lo plantea Balmori
(1990) para México, la habían practicado por generaciones y continuarían
haciéndolo. Toma dos formas complementarias: la primera es cuando hermanos/as
de un grupo familiar contraen matrimonio con los correspondientes hermanos/as
de otra familia; la segunda se refiere a matrimonios múltiples entre parejas
emparentadas entre sí.
En el caso de Manizales se describen ejemplos para
distintas generaciones con respecto a los fundadores, pues entre los
colonizadores destacados de Manizales, el patrón de matrimonio múltiple es,
hasta tres y más generaciones, anterior a su asentamiento en la nueva zona. Y
aunque es verdad que la colonización se efectuó progresivamente durante todo el
siglo, también es cierto que se pueden trazar algunas de las alianzas múltiples,
hasta fechas tan tempranas como el siglo XVII. O sea, el patrón se relaciona en
su origen más con las condiciones sociales y económicas del Medievo europeo y
el campesinado, pero adaptado posteriormente, a la consolidación de la clase
dirigente en la zona de colonización y establecimiento definitivo.
Las alianzas múltiples entre los ancestros de los
colonizadores tenían varias variantes: se realizaban en el segundo matrimonio
de los viudos; implicaban a varios hermanos de dos familias o, varios hermanos
establecían alianzas con grupos de hermanos o parientes de más de dos familias.
En la muestra, entre los ancestros de los
fundadores, se encontraron 65 casos de parejas (131 individuos, el 15%) que
contrajeron matrimonios múltiples que involucran a hermanos/as de dos familias
o más, tal como se aprecia en el cuadro siguiente.
CUADRO 2
Miembros de
las 11 familias de la muestra, por generaciones, con los implicados en alianzas
múltiples entre hermanos/as – Mh.
FAMILIAS
|
1ªgen
|
2ªgen
|
3ªgen
|
4ªgen
|
5ªgen
|
6ªgen
|
7ªgen
|
TOTAL
|
%
|
ÁLVAREZ
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
4
|
16
|
14
|
4
|
21
|
16
|
77
|
100.00
|
A. MÚLTIPLE
|
-
|
-
|
-
|
4
|
-
|
4
|
8
|
16
|
20.77
|
ÁNGEL
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
5
|
4
|
20
|
23
|
13
|
10
|
77
|
100.00
|
A. MÚLTIPLE
|
-
|
-
|
-
|
12
|
-
|
4
|
-
|
16
|
20.77
|
ARANGO
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
16
|
21
|
13
|
29
|
45
|
42
|
168
|
100.00
|
A. MÚLTIPLE
|
-
|
-
|
6
|
-
|
-
|
-
|
-
|
6
|
3.57
|
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
15
|
19
|
6
|
4
|
12
|
20
|
78
|
100.00
|
A. MULTIPLE
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
8
|
8
|
10.25
|
ECHEVERRRI
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
11
|
10
|
13
|
10
|
16
|
8
|
70
|
100.00
|
A. MÚLTIPLE
|
-
|
-
|
-
|
4
|
-
|
4
|
4
|
12
|
16.66
|
GIRALDO
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
27
|
9
|
10
|
11
|
-
|
-
|
59
|
100.00
|
A. MÚLTIPLE
|
-
|
4
|
4
|
-
|
-
|
-
|
-
|
8
|
13.55
|
HOYOS
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
13
|
8
|
23
|
2
|
4
|
5
|
57
|
100.00
|
A. MÚLTIPLE
|
-
|
-
|
-
|
12
|
-
|
-
|
-
|
12
|
21.05
|
ISAZA
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
5
|
4
|
11
|
18
|
-
|
-
|
40
|
100.00
|
A. MÚLTIPLE
|
-
|
-
|
4
|
-
|
10
|
-
|
-
|
14
|
35.00
|
MEJIA
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
18
|
9
|
4
|
18
|
17
|
4
|
72
|
100.00
|
A. MÚLTIPLE
|
-
|
-
|
-
|
-
|
4
|
5
|
-
|
9
|
12.50
|
PALACIO
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
8
|
16
|
37
|
-
|
-
|
-
|
63
|
100.00
|
A. MÚLTIPLE
|
-
|
-
|
8
|
4
|
-
|
-
|
-
|
12
|
19.04
|
RAMIREZ
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
2
|
6
|
26
|
8
|
25
|
40
|
109
|
100.00
|
A. MÚLTIPLE
|
-
|
-
|
6
|
8
|
-
|
4
|
-
|
18
|
16.51
|
TOTAL GENERAL
MIEMBROS DE LAS FAMILIAS
|
870
|
100.00
|
|||||||
TOTAL GENERAL
ALIANZAS MÚLTIPLES DE HERMANOS/AS
|
131
|
15.05
|
Para apreciar el cuadro se va a desglosar algunos
de los más representativos: en la cuarta generación, Matías de Hoyos Villegas
(hermano del abuelo de Eduardo Antonio Hoyos, el fundador) nacido en 1737,
contrae primer matrimonio en 1759; su esposa muere en 1782 y cinco años
después, en 1787, a los 50 años, vuelve a casarse. En ambos casos se involucra
en matrimonios múltiples, inicialmente con Rufina Gómez Jiménez, cuyos cuatro
hermanos/as eran cónyuges de sus hermanos/as. En segundas nupcias se casa con
Francisca Zuloaga Salazar, prima de las dos esposas de hermanos de don Matías.
Otro hermano de don Matías se casa con Micaela Gómez Jiménez, hermana de la
primera esposa de don Matías y de los tres Gómez Jiménez anteriormente
nombrados, pero ella, a su vez era viuda de Fermín Zuloaga Salazar, hermano de
la segunda esposa de don Matías.
En la tercera generación de los Arango, Cristóbal
Arango Echeverri, nacido en 1720, se casó con Lorenza Ángel Uribe, y la pareja
se avecindó en Medellín, en la fracción de El Poblado. Este matrimonio forma
parte de un matrimonio múltiple, pues son tres, incluido don Cristóbal, los
Arango Echeverri que contraen matrimonio con hermanas Ángel Uribe. Y otras tres
hermanas Ángel Uribe contraen, a su vez, con tres hermanos Escobar Peláez que
son primos, por lo Vélez, de los Arango en quinto grado de parentesco.
Tres hermanos/as Restrepo López Atuesta se casan
con tres hermanos/as Vélez de Rivero. Las dos mujeres Vélez de Rivero contraen
matrimonio el mismo día, 16 de mayo de 1717 y su hermano, dos meses después
(Arango Mejía, 1993; T2: 508). Ellos son hermanos de la iniciadora de la
familia Palacio.
De los seis hermanos de la primera generación de
los Gómez, familia aliada de los Hoyos, tres realizaron matrimonio múltiple;
otros dos murieron solteros (Arango Mejía, 1993; T1:394). Ahora bien, de los
tres primeros, dos hermanos Gómez se casan respectivamente con dos hermanas
Jiménez el mismo día, 4 de agosto de 1728, y el tercero lo hace con la hermana
de sus cuñadas, cuatro años después, en 1732 (Arango, 1993; T1:472 y 478). Los
hijos de éstos son los Gómez Jiménez, cónyuges en matrimonio múltiple de los
hermanos Hoyos en la cuarta generación.
Juan Francisco, Ignacia Gertrudis y Manuela Correa,
(cuarta generación) los tres únicos hijos de Lázaro Correa y Magdalena Legarda,
se casaron con tres hermanos/as Fernández Gómez.
Entre los hermanos de Rosa Isaza Echeverri, casada
con Joaquín Echeverri Díaz, se producen tres matrimonios múltiples con
hermanos/as Botero Tobón; dos matrimonios con dos primos Villegas Restrepo y
dos matrimonios con dos hermanos Palacio Restrepo, a su vez, hermanos del
fundador Marcelino Palacio Restrepo, de quien doña Rosa es, además, la suegra.
Esta estrategia, el matrimonio múltiple entre
hermanos de dos familias respectivamente, refuerza los lazos de parentesco que
se establecen entre los descendientes. Es frecuente que este tipo de matrimonio
se presente tanto en las alianzas iniciales como en las sucesivas de los
viudos. Es evidente que constituye el fenómeno más importante de los datos de
la muestra y es la costumbre más antigua y frecuente; se facilita por la
migración constante de estas familias y es la forma por medio de la cual, se
realizan las alianzas en los distintos sitios donde se asientan temporalmente.
ALIANZAS ENTRE CONSANGUINEOS
Las familias o pequeños grupos sociales no siempre favorecen la búsqueda
de alianzas con otros grupos. Más bien pueden asumir una actitud endógama
defensiva, en un esfuerzo por mantener la identidad del grupo y su riqueza.
Frecuentemente estas sociedades prescriben matrimonios con categorías
particulares de primos. (Howard y McKim, 1983:
211).
Aunque no ha sido muy estudiada la endogamia de
parientes, consanguínea, es una costumbre reconocida como patrón de matrimonio
preferencial en zonas rurales apartadas o tradicionalmente aisladas por
economías naturales y vías de comunicación deficientes y en regiones de
poblamiento tardío. Igualmente se manifiesta con fuerza en su contraparte, las
clases dirigentes feudales, de clara estirpe terrateniente.
La consanguinidad es frecuente en los matrimonios campesinos; es incluso
entre los impedimentos de parentesco, aquel con el que se permite mayor
libertad, pero es difícil aducir las razones. Es lo que parecen reconocer los
tratados de jurisprudencia eclesiástica de la época, que designan como primera
razón susceptible de conllevar una dispensa "la pequeñez del lugar" (Burguière, 1988: 86).
La costumbre fue perseguida tempranamente por la
Iglesia. Algunos sostienen que su objetivo era de protección (aunque aún no se
conocieran las leyes de la genética) y otros creen que se buscaba aprovecharla
con fines económicos.
Goody ha dado una explicación principalmente "económica" de la
extensión de estas prohibiciones de matrimonio que caracterizaban especialmente
a las actas de los Concilios del siglo VI: al ser beneficiaria de las
donaciones y legados de los fieles, que hacen de ella el primer propietario de
bienes raíces de la época, y al necesitar riquezas para el mantenimiento del
clero secular, de las instituciones monásticas y de las obras caritativas, se
opone a todas aquellas prácticas que, en la sociedad del Bajo Imperio,
apuntaban a la conservación familiar de los patrimonios (concubinato, segundas
nupcias de las viudas, matrimonios consanguíneos, adopción) (Goody, 1985 en Guichard, 1988: 301).
En Francia, las dispensas o permisos para contraer
estos matrimonios, se convirtieron en una pesadilla que perduró hasta el siglo
XIX, cuando fue aliviada por el Código Napoleón (Rosa, 1989: 126) y por los
desplazamientos de la población campesina europea hacia América (Perrot, 1989: 141).
Entre los ingleses y luego en sus colonias, como efecto de la Reforma, desde
Enrique VIII y refrendado por Isabel I (siglo XVI), se permitían legalmente los
matrimonios entre consanguíneos, primos hermanos y parientes cercanos (Freeman,
1968: 262). O sea, desde el inicio del capitalismo se desconocen las
prohibiciones religiosas que afectaban estas costumbres endogámicas. A medida
que se consolida la industrialización, se reduce este tipo de alianza
restrictivo, al cambiar las condiciones materiales de vida, al dejar la
tradición. Entonces, dejan de ser objeto de persecución legal o religiosa pero
en cambio comienzan a ser rechazadas por la cultura, pues se vuelven
comportamientos excepcionales, mal vistos, reprochados en las sociedades
modernas (Freeman, 1968: 263).
En Colombia debido a los fuertes rezagos feudales,
fue norma de conducta predominante y aún se mantiene en zonas rurales y algunos
sectores urbanos aunque, en la mayoría, no se reconoce abiertamente.
Como sucede en casi todas las poblaciones antioqueñas... en ellas los
enlaces matrimoniales se verifican entre próximos parientes, circunstancia que,
según afirman los entendidos, es perniciosa en la propagación de las razas.
Algo habrá en ello cuando, fuera de lo que digan la experiencia y los doctos,
el derecho ha enumerado entre los impedimentos dirimentes para las nupcias, el
parentesco hasta ciertos grados de consanguinidad (Pombo /1869/, 1992: 76-77).
El estudio en veredas de Aranzazu (Jaramillo y
Rivera, 1993: 93-94) demuestra su vigencia actual a pesar de los esfuerzos
eclesiásticos por limitarla a través de impedimentos como las costosas y
engorrosas dispensas; o de contrarrestarla por medio de facilitadores que
permiten el trato a jóvenes de diversos pueblos y veredas, como las romerías
entre diferentes localidades. Táctica parecida a la de los bailes populares
utilizada, desde mediados del siglo XIX, por los campesinos europeos para
ampliar sus horizontes en la elección de pareja (Anderson, 1988: 54).
Con el tiempo las dispensas ya no se perciben como
un impedimento religioso sino "como
el pasaporte que garantiza la normalidad de la prole" (Jaramillo y
Rivera, 1993: 93, 110 y 111).
El proceso de colonización no creó las condiciones
para romper con la herencia tradicional de matrimonios endogámicos, la búsqueda
de conservar o ampliar su patrimonio se hizo más apremiante. La economía que se
desarrolla en las zonas rurales de la nueva frontera agrícola, en minifundios
conquistados a punta de paciencia, pleitos y enfrentamientos violentos con los
dueños de las concesiones, se reproduce en medio de pavorosas condiciones de
atraso.
Terminada la búsqueda de tierra y lograda la
independencia en la producción familiar, precariamente instalados en sus
parcelas, la población descendiente de los colonos quedó reducida al universo
de su vereda con costumbres que se mantendrán profundamente tradicionales,
tanto por la pobreza que solo permite los desplazamientos estrictamente
necesarios, como por la carencia de vías y por una vida pausada en lo técnico.
Una estrategia probablemente inconsciente, fue aconsejar la conveniencia
de los matrimonios entre familiares. Las uniones entre parientes se arreglaban
para fortalecer los nexos familiares, robustecer las economías de tíos y
primos, y para excluir a la gente de dudosa condición racial y social (Rodríguez Jiménez, 1996: 116).
En la actualidad, esta situación de encerramiento y
tradicionalismo impuesto por condiciones objetivas, se mantiene. Cuando se les
preguntó a los habitantes de las veredas de Caldas, miembros de Unidad
Cafetera, cual era la forma de protesta que consideraban más conveniente, si el
paro en su localidad o las marchas a las ciudades, la respuesta fue unánime a
favor de las marchas, a pesar de las dificultades y gastos que implican, pues éstas
permiten "combinar la defensa de los derechos con la posibilidad de salir
de la vereda y conocer sitios y gente nueva" (Oscar Gutiérrez, Coordinador
Departamental de Unidad Cafetera, comunicación personal).
CUADRO 3
Miembros de las 11 familias de la muestra con los
implicados en endogamia consanguínea.
FAMILIAS
|
1ª gen
|
2ª gen
|
3ª gen
|
4ª gen
|
5ª gen
|
6ª gen
|
7ª gen
|
TOTAL
|
%
|
ALVAREZ
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
4
|
16
|
14
|
4
|
21
|
16
|
77
|
100.00
|
ENDOG PARIENTES
|
-
|
-
|
2
|
-
|
-
|
-
|
-
|
2
|
2.59
|
ANGEL
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
5
|
4
|
20
|
23
|
13
|
10
|
77
|
100.00
|
ENDOG PARIENTES
|
-
|
-
|
-
|
-
|
8
|
-
|
-
|
8
|
10.38
|
ARANGO
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
16
|
21
|
13
|
29
|
45
|
42
|
168
|
100.00
|
ENDOG PARIENTES
|
-
|
-
|
-
|
4
|
6
|
10
|
20
|
40
|
23.80
|
CORREA
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
15
|
19
|
6
|
4
|
12
|
20
|
78
|
100.00
|
ENDOG PARIENTES
|
-
|
2
|
-
|
-
|
-
|
2
|
-
|
4
|
5.12
|
ECHEVERRI
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
11
|
10
|
13
|
10
|
16
|
8
|
70
|
100.00
|
ENDOG PARIENTES
|
-
|
-
|
-
|
-
|
2
|
8
|
4
|
14
|
20.00
|
GIRALDO
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
27
|
9
|
10
|
11
|
-
|
-
|
59
|
100.OO
|
ENDOG PARIENTES
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
O.00
|
HOYOS
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
13
|
8
|
23
|
2
|
4
|
5
|
57
|
100.00
|
ENDOG PARIENTES
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
-
|
0.00
|
ISAZA
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
5
|
4
|
11
|
18
|
-
|
-
|
40
|
100.00
|
ENDOG PARIENTES
|
-
|
-
|
-
|
2
|
-
|
-
|
-
|
2
|
05.00
|
MEJIA
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
18
|
9
|
4
|
18
|
17
|
4
|
72
|
100.00
|
ENDOG PARIENTES
|
-
|
2
|
2
|
-
|
-
|
3
|
2
|
9
|
12.50
|
PALACIO
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
8
|
16
|
37
|
.
|
-
|
-
|
63
|
100.00
|
ENDOG PARIENTES
|
-
|
-
|
4
|
8
|
-
|
-
|
-
|
12
|
21.87
|
RAMÍREZ
|
|||||||||
TOTAL MIEMBROS
|
2
|
2
|
6
|
26
|
8
|
25
|
40
|
109
|
100.00
|
ENDOG PARIENTES
|
-
|
-
|
-
|
8
|
-
|
-
|
8
|
16
|
14.67
|
TOTAL GENERAL DE
MIEMBROS DE CADA FAMILIA
|
870
|
100.00
|
|||||||
TOTAL GENERAL
MATRIMONIOS ENDOGÁMICOS ENTRE PARIENTES
|
107
|
12.29
|
El análisis del cuadro permite constatar que ese
tipo de matrimonio involucra a 107 individuos (12%) que contraen matrimonio en
parejas conformadas por cónyuges que comparten parentesco cercano.
Y es que el Derecho Canónico limita muy estrictamente el área en que el
matrimonio está prohibido, y hay que comprobar si los cónyuges no son
consanguíneos o no están unidos por un parentesco que impide el casamiento. El
matrimonio no sólo está prohibido a los primos hermanos, sino a los primos
segundos y a sus hijos, así como a afines en los mismos grados y a los
parientes espirituales... Estas reglas persiguen la endogamia parental, imponen
el uso de una memoria colectiva de las relaciones del parentesco muy amplia -
extendida a todos los descendientes de cada uno de los tatarabuelos,- y otorgan
al Tribunal de la Iglesia, único capacitado para otorgar derogaciones, amplios
poderes sobre las estrategias familiares (Bresc,
1988: 405).
LAS ALIANZAS DE LA VIUDEZ: SORORATO Y LEVIRATO
Si uno de los esposos moría, el sobreviviente a
menudo se casaba con la hermana del (de la) difunto(a) (Balmori et al, 1990: 30).
El levirato, permite o fuerza a la viuda de un
hombre a contraer matrimonio, con el hermano del muerto. Este patrón de
comportamiento es obligatorio en algunas sociedades antiguas, tanto
prehispánicas como bíblicas y también de los colonizadores recientes de
frontera. Sin embargo, en los centenares de casos revisados para este trabajo
no se encontró sino un caso de levirato, el de una ascendiente colateral de los
Echeverri.
Dos hermanos, Emigdio y José Ignacio Echeverri
Jaramillo, fueron cónyuges sucesivos de Manuela LLano Jaramillo (Arango Mejía, 1993; T1: 286).
El sororato es la costumbre que fuerza, o permite a
un viudo contraer segundas nupcias con su cuñada, la hermana de la esposa
fallecida.
Es posible ejemplificar la naturaleza de la alianza
examinando otra práctica corriente, la continuación de la alianza cuando la
esposa muere, con el sororato (Kottak,
1979: 113).
En la tradición eclesiástica, estos matrimonios
eran considerados incorrectos; especialmente el sororato, quizás porque en
aquella época la viudez masculina era más frecuente, debido a la mortandad de
las mujeres al dar a luz y porque no hay ejemplos en la Biblia que permitieran
justificarlo. Entra tempranamente a formar parte de las prohibiciones
canónicas, conjuntamente con otros grados de parentesco por afinidad y hasta el
parentesco espiritual, adquirido entre padrinos y ahijados de bautismo que
termina constituyéndose en impedimento para contraer nupcias.
La única explicación que se le ha encontrado a
éstas restricciones canónicas es la de Goody (1985 en Guichard, 1988: 301)
según la cual, la Iglesia se veía afectada en su patrimonio al perder
herencias, lo cual debía subsanarse con el cobro de dineros que cubrían las
dispensas matrimoniales.
Este edicto del 723 trata acerca de la prohibición religiosa de los
matrimonios incestuosos, entre los cuales figura en primera fila el matrimonio
entre un viudo y su cuñada, y la evolución del término cognatus generalmente va
unida a los esfuerzos de la Iglesia para impedir este tipo de uniones al
asimilar el parentesco por unión a un parentesco natural aún más apremiante (Goody, 1985: 273 en Guichard, 1988: 290).
Hasta el Código Canónico vigente entre 1917 y 1959,
se mantuvo el impedimento al sororato. En la Codificación de 1959-1983, se
aceptan cambios en el sistema de cómputo que van a permitir el sororato.
También van a dejar de ser impedimento para la alianza, el parentesco de
afinidad salvo en línea recta, ascendente o descendente, y el parentesco
espiritual.
Virginia Gutiérrez de Pineda (1994: 474-476)
explica la costumbre en el peso de la familia materna en la región y de los lazos
con la familia de origen de la madre. Es necesario considerar que la práctica
garantizaba también una salvaguarda de la herencia de los menores al unificar
el patrimonio familiar. A esa apreciación se puede agregar, además, el interés
por el cuidado de los huérfanos que con el sororato quedaban amparados por la
parienta más cercana (beneficio que se encuentra expresado en la reforma
reciente del Código Canónico).
El alto número de hijos en condiciones de partos
mal atendidos debe haber favorecido un alto índice de mortalidad materna.
Aparece la tendencia a casarse con una hermana de la esposa fallecida, se trata
de estrategias facilitadas por el gran tamaño de las familias, donde a la
muerte de la esposa, en su familia de origen, había todavía, hermanas solteras.
SEGUNDO- Fui casado con la señora Tomasa Arango, muerta ha muchos años,
y en nuestro matrimonio tuvimos estos hijos...CUARTO- Estoy casado en segundas
nupcias y según el rito católico, con la señora Mercedes Arango, en nuestro
matrimonio hemos tenido estos hijos... (Mejía
Arango, 23 de marzo de 1996: 5a)
CONCLUSIONES
El parentesco aparece como una relación de
importancia crucial en la colonización antioqueña: por un lado, son grupos de
parientes consanguíneos y afines los que avanzan por el territorio y por otro,
el proceso incluye etapas donde algunos parientes se van quedando, los cuales
se constituyen en apoyos para las vanguardias.
La memoria histórica excluye a las mujeres que
participaron en la gesta, a los colonos que no alcanzan el título de
fundadores, a los familiares acompañantes y a los sirvientes. El desplazamiento
a través de selvas incultas significó un esfuerzo enorme para esos grupos
familiares, que se detenían por una generación e inclusive fundaban poblaciones
y sus descendientes volvían a coger camino en busca de tierras no
monopolizadas. En el proceso de desmonte iban valorizando baldíos en beneficio
de otros. Los representantes y dueños de las concesiones de tierras los seguían
de cerca, inclusive entremezclándose a través de alianzas matrimoniales,
disputándoles cada centímetro abierto a fuerza de hacha y, a la vez,
disfrutando la puesta en valor de sus extensos territorios.
El esfuerzo de los colonos y su tenacidad se
guardan en la memoria popular y son parte del sentimiento de identidad de sus
descendientes. En la glorificación de la gesta colonizadora se expresa el
aprecio por el logro de independencia que significó instalarse en forma
definitiva en los terrenos de la concesión, disputando su derecho arduamente.
Entre estos colonos, se destaca la determinación de Fermín López, capaz de
abandonar lo que ya había limpiado y empezaba a producir, para lograr una
parcela por fuera de los inmensos globos de terreno que abarcaba el monopolio
de la Concesión.
En la memoria colectiva y la historia regional se
destacan unas pocas figuras para recalcar los héroes principales, aquellos que
determinaron la fundación de la ciudad y, en general se constituyeron en sus
vecinos más prominentes. Es proverbial la lucha entre el hacha y el papel
sellado en la cual, los terratenientes, viejos y nuevos, conservaron el 96% de
los baldíos (Palacios, 1983: 335).
Entre los colonizadores y sus esposas, hermanas y
madres existían pautas de matrimonio que excluían la voluntad individual, sometiéndola
a una red de alianzas, en las que el parentesco consanguíneo se retrotrae a
generaciones muy anteriores y vuelve a renovarse entre sus descendientes a
través de matrimonios entre primos, tíos y sobrinas, a quienes los caldenses
llaman primos, que se inician en generaciones tempranas y se refuerzan, entre
los fundadores y la generación de sus hijos.
Los patrones de comportamiento matrimonial
detectados en las genealogías no sólo incluyen la endogamia entre parientes,
que posteriormente caracteriza a la clase dirigente, sino que demuestran la
costumbre del intercambio de hermanos/as, permitida por el tamaño proverbial de
las familias como una de las más frecuentes uniones entre los antepasados y los
propios fundadores, facilitada por la migración que los caracteriza. En cada
pueblo donde residen, realizan uniones con grupos familiares escogidos y luego
siguen adelante. Sus descendientes en muchos casos vuelven a establecer
alianzas entre sí, mezclándose así las dos costumbres endogámicas: el matrimonio
múltiple y el de consanguíneos.
Se identifican formas específicas como el sororato,
el cual se justificaba y facilitaba por una muy probable mortalidad materna
después de múltiples partos. El viudo encartado con una prole numerosa, se unía
nuevamente respetando la alianza inicial, garantizando el cuidado de los hijos
por su parienta más cercana, todo lo cual era posible por el tamaño de las
familias de origen. En tres casos distintos aparece una forma relacionada con
el sororato, puesto que también implica a afines, hermanas pero no ya de la
esposa fallecida, sino de las esposas de los hijos.
...si bien el matrimonio origina la familia, es la familia, o más bien
las familias, las que generan matrimonios como el dispositivo legal más
importante que poseen para establecer alianzas entre ellas... si el matrimonio
es la unión de dos grupos a los que pertenecen los cónyuges, no puede haber
contradicción en el reemplazamiento de uno de los consortes por sus hermanos o
hermanas (Lévi-Strauss, 1976: 22-23).
Las costumbres matrimoniales compartidas y
apreciadas por clases de intereses contrarios, originadas en el pasado por
condiciones materiales concretas y con objetivos precisos en relación con el
patrimonio sea éste de supervivencia o de acumulación, podrían también
incluirse en los nuevos análisis de la Pequeña y la Gran Tradición, en los
cuales no se hace una dicotomía entre las prácticas y las creencias
identificadas como populares y aquellas de las clases dirigentes, sino como
patrimonio de ambas, debido a las condiciones de atraso de su época (Burke y
Christian en Cátedra, 2000).
En materia de identidad, los patrones de alianza
matrimonial que todavía prevalecen en la zona caldense no son sólo heredados de
Antioquia. Expresan también el carácter inacabado del desarrollo de la economía
nacional, sometida a los intereses y a las trabas del imperialismo. Aparecen
tanto en la clase dirigente que los empleó para consolidar su poder y riqueza
excluyentes, en una sociedad que no logró su transformación moderna, como entre
el campesinado minifundista, el otro polo de ese atraso. Para los primeros,
sirven de mecanismo de concentración de patrimonio y para los otros, de amparo
a sus exiguas propiedades.
El café, sembrado en terrenos diminutos y en faldas
empinadas, a pesar de su fama, no mejoró sus condiciones económicas, no los
condujo siquiera a la modernidad (Robledo Castillo, 1998: 68-97). Los
campesinos siguen reducidos y mantenidos en la glorificada pequeña propiedad,
símbolo de la `civilización' cafetera, término que maquilla la realidad del
minifundio, en veredas tan aisladas que sigue vigente "eso que llamaban la gusti loche, que quiere decir encerramiento
de lugar" (Párroco de Aranzazu en Jaramillo y Rivera, 1993: 94) y que
desde la época medieval es "la
primera razón susceptible de conllevar a una dispensa: la pequeñez del
lugar" (Burguière, 1988:86).
La endogamia se convierte en otra manera de
demostrar como la colonización antioqueña se desfiguró en sus resultados. El
ímpetu de independencia de campesinos que buscaban establecerse en una zona
nueva, para desarrollar una pequeña producción independiente, reprodujo las
mismas condiciones en la tenencia de la tierra que los habían conducido durante
generaciones a migrar, para encontrar una tierra donde pudieran producir con
libertad. Si no hubiera sido por el cultivo del café, que les permitió
sobrevivir aún en minifundios, habrían fracasado de la misma manera como
sucumbió el intento de los colonizadores de las otras zonas de vertientes del
país. El resultado, en Caldas, fue que se mantuvieron desde la estructura de
propiedad sobre la tierra, el latifundio y el minifundio, hasta los patrones de
alianza matrimonial que compartían por necesidad, constreñidos por sus
condiciones materiales de vida, con los siervos y nobles de la Europa medieval.
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Anexo 1.
Los datos provienen de Arango Mejía, G. (1993) Genealogías
de Antioquia y Caldas. (4 edición), 2 volúmenes. Medellín: Litoarte Ltda,
Los cuadros se inician
con el primer español que llegó a la Nueva Granada y con su esposa.
La familia de Joaquina
Álvarez Pérez, se inicia con la generación de Diego Álvarez del Pino, muerto en
1590, casado con Justina de los Arcos Cortés.
La familia de Amelia
Ángel Jaramillo se inicia con Andrés Ángel de Prado quien falleció en 1703,
casado con Catalana Vásquez Romero.
La familia de Joaquín
Arango Restrepo, Antonio María y Victoriano Arango Montoya y Ana María Arango
Palacio, se inicia con Antonio Arango Valdés casado con Olaya de Zafra Castrillón,
quien falleció en 1677.
La familia de José María
Correa Ángel se inicia con Pedro Correa de Soto, casado en 1634 con Olaya
Collantes.
La familia de Joaquín y
Nicolás Echeverri Díaz; de Alejandro y Mercedes Echeverri Isaza se inicia con
Pedro Echeverri, quien contrajo matrimonio en 1659 con Juana Isabel Ruiz de la
Parra y su testamento es de 1719.
La familia de Vicente
Giraldo Zuloaga, se inicia con Francisco Manzueto Giraldo, casado con Sabina
Muñoz de Bonilla y fallecido en 1732.
La familia de Eduardo
Antonio Hoyos Ángel se inicia con Bernardo Hoyos y Serantes, casado con Elena
Burgos Antolínez, quien aparece desde principios del s. XVII.
La familia de Rosa Isaza
Echeverri se inicia con Juan Bautista de Isaza, nacido por los años de 1650
contrajo matrimonio con Margarita López Atuesta en 1682, hizo testamento en
1700.
La familia de Benedicta
Mejía Londoño se inicia con Juan Mejía de Tobar, contrajo matrimonio con Elvira
Ramírez de Coy en 1623 y murió en 1662.
La familia de Marcelino y
Eulalia Palacio Restrepo y de Fermina Palacio Isaza se inicia con Jerónimo
Palacio Estrada quien contrajo matrimonio con Juana Rosa Vélez de Rivero en
1701.
La familia de Adelaida
Ramírez Salazar se inicia con Juan Ramírez de Coy, casado con Juana Sánchez
Torreblanca quien murió en 1653.