PAISAJES INEXPLORADOS DE LA HISTORIA CALDENSE
Ángel María Ocampo
Cardona
Academia Caldense de Historia –
Manigraf Grupo Editorial
Manizales, 2015, 282 págs.
ISBN: 978-958-46-6070-1
ANGEL
MARÍA OCAMPO: ENTRE LA HISTORIA Y EL ENSAYO
Me ha pedido el historiador Angel
María Ocampo Cardona que escriba el prólogo para este nuevo libro suyo, Paisajes Inexplorados de la Historia
Caldense, una obra donde el investigador que es, este hijo de Marquetalia,
explora sobre aspectos desconocidos de la historia de este Departamento,
fundado mediante la ley 17 del 11 de abril de 1905, firmada por el entonces
Presidente de la República, General Rafael Reyes.
Debo entonces
iniciar esta introducción al libro diciendo algo que hace mucho tiempo he
querido expresar: que en el trabajo literario de Ángel María Ocampo Cardona
convergen dos géneros que el escritor maneja con maestría: Uno, es el
historiador que busca a través de la investigación hacer claridad sobre sucesos
que marcaron una comunidad; otro, es el ensayista de estilo aquilatado que
hurga en el trabajo de los escritores para encontrar las claves de su
producción literaria.
Quiero explicar
en este párrafo por qué razón me atrevo a decir que en el alma de Ángel María
Ocampo Cardona habita un excelente escritor. Cuando leí su ensayo sobre
Bernardo Arias Trujillo, que fue premiado en un concurso de literatura
caldense, me sorprendió encontrar en esas páginas a un conocedor profundo de la
obra del autor caldense fallecido el 4 de marzo de 1938, víctima de una sobredosis de
barbitúricos. Encontré allí, en ese texto que años después reeditaría bajo el
título de Pasión y Patria, en torno a
Bernardo Arias Trujillo, a un ensayista que con un lenguaje preciso muestra
al autor de la novela Risaralda en
toda su dimensión humana. Ángel María Ocampo Cardona le enseña al lector de qué
se nutre la narrativa de Arias Trujillo, cuáles fueron sus preocupaciones
temáticas, de dónde viene la fuerza poética de su prosa, por qué el suyo fue un
corazón atormentado. La lectura de este libro me reveló a un ensayista con la
profundidad filosófica de Ernesto Volkening, y el dominio del contexto
histórico de Otto Morales Benítez.
Después de la lectura de ese libro, para mí
revelador de la personalidad literaria de Ángel María Ocampo Cardona, quise
conocer sus otros trabajos intelectuales. Y, para sorpresa mía, me encuentro
con sus libros Marquetalia, su Historia y
su Cultura y Bendijo Dios la Villa del
Sol. El primero es la historia de su pueblo natal, contada en un lenguaje
limpio, retrotrayéndose al tiempo para contar cómo surgió el poblado y qué
factores influyeron en su fundación. El segundo es la biografía del sacerdote
Antonio María Hincapié Soto, un líder que con su carácter forjó el desarrollo
de Marquetalia y, además, sentó las bases para que la educación en el municipio
fuera una preocupación de la clase dirigente. Estos dos libros me revelaron a
un historiador que hurga en archivos para sustentar sus verdades sobre la
historia de un pueblo que construyó su presente gracias al civismo de un
sacerdote que, para superar una etapa de violencia, supo conducir a los
ciudadanos por los caminos del entendimiento.
Con la lectura de estos tres libros pude darme
cuenta de que estaba frente a un escritor que maneja el idioma con precisión en
dos géneros literarios distintos: la historia y el ensayo.
Como historiador, su prosa se nutre de datos y
fechas que le muestran al lector cómo ha sido el desarrollo de los pueblos.
Además de datos importantes sobre el acontecer de la comunidad historiada,
Ángel María Ocampo Cardona aporta en sus textos nuevas teorías sobre la
investigación histórica. Va al fondo de los temas, tratando de encontrar
relación entre los hechos, buscando siempre el dato escondido, escribiendo con
la certeza de que ha investigado a fondo el tema y sus precedentes.
Como ensayista, no se queda en el esbozo simple de
una obra literaria sino que busca en la personalidad misma del escritor la
razón de su creación. Si en los textos de carácter histórico aborda con
conocimiento el contexto geográfico, en los ensayos busca el contexto histórico
para ubicar las obras en su tiempo. Al escribir sobre historia agota las
posibilidades de aportar datos nuevos. Cuando escribe sobre literatura fluye el
escritor que tiene dominio del arte de escribir.
Paisajes Inexplorados de la Historia Caldense confirma las grandes
aptitudes de Ángel María Ocampo Cardona para escribir historia. Los trece
capítulos que conforman este libro están trabajados con disciplina intelectual,
con rigorismo investigativo, con riqueza de datos comprobables. Cuando aborda
el tema de los tiempos de la conquista para mostrarle al lector qué tribus
habitaron la geografía caldense lo hace con rigor de científico, yendo a las
fuentes para desentrañar el pasado indígena, las costumbres de los primeros
pobladores de la región y el aporte que cada tribu hizo para la consolidación
de sus espacios. Llama la atención en este punto su interés en descubrir el
verdadero nombre de las tribus que habitaron el oriente del departamento. En este sentido, se inclina por llamar patangoros
a los indios que los historiadores denominaron pantágoras. Coincide en este
nombre con Albeiro Valencia Llano. Sobre los indios marquetones sostiene la
idea de que el nombre se enraizó por factores de pronunciación, señalando que
fue un derivado de mariquities.
Muchos tópicos
importantes trata este libro. Por ejemplo, aclara que Núñez, el primer nombre
que tuvo el Municipio de Marquetalia, se le puso como un homenaje a Rafael
Núñez, el regenerador, no como un reconocimiento a Francisco Núñez de Pedrozo,
el conquistador que persiguió a las tribus que se asentaron en su territorio.
Sobre el proceso de fundación del poblado dice que fue una prolongación de la
colonización antioqueña. Todo porque personas que llegaron al norte de Caldas
emigraron después hacia estas tierras para consolidar la fundación de varios
pueblos. Reconoce, sin embargo, el aporte tolimense y caucano en el proceso
poblador de todos los municipios del oriente caldense, destacando que mineros,
agricultores y comerciantes tuvieron fuerte incidencia en la formación de sus
comunidades.
El aporte que ha
hecho Ocampo Cardona para el conocimiento de la historia de Caldas es
importante. Los antecedentes indígenas, el proceso colonizador, la fundación de
los pueblos, el fortalecimiento de la educación, los sucesos violentos, la
influencia religiosa, los movimientos culturales y el desarrollo económico son
temas que el historiador aborda para mostrar cómo se hizo posible el surgimiento
de estos municipios. En el libro no podía quedar por fuera lo que significó La
masacre de la Italia, ejecutada el 5 de agosto de 1963 por el temible bandolero
Desquite, alias de José William Aranguren, que dejó 39 ciudadanos asesinados.
Tampoco lo que representó para Marquetalia el maestro Ramón Cardona García,
asesinado en la época de la violencia partidista. En el caso de La masacre de
la Italia Ángel María Ocampo Cardona afirma que el hecho fue cometido como
represalia por el asesinato de Manuel Salvador Castro, el 16 de agosto de 1959.
Desquite había jurado vengar la muerte de este ciudadano liberal que se
desempeñaba como Secretario de la Alcaldía.
Este libro que
el lector tiene ahora en sus manos abre nuevas interpretaciones sobre el
devenir histórico del Departamento, enseña lo que ha representado la región del
oriente en su historia, aclara hechos que están grabados en la mente de los
ciudadanos. Ángel María Ocampo Cardona, su autor, rescata del olvido sucesos
que deben permanecer en el recuerdo de los pobladores de estos municipios por
lo que representan como sucesos que
marcaron su pasado.
Esta obra
responde a las expectativas que, como lector, en mí había despertado el
escritor oriundo de Marquetalia después de leer su libro Posiblemente Ignorados. Me atrevo a decir que en Ocampo Cardona
tiene este municipio una figura literaria de alto vuelo por la calidad de su
prosa y su disciplina investigativa. Cierro con estas palabras de César Montoya
Ocampo, escritas después de leer el libro de Ocampo Cardona sobre Arias
Trujillo “¡Qué estudio de tan extenuantes sondeos en los anaqueles,
y qué estilo tan depurado!”
José Miguel Alzate