UNIVERSIDAD CATÓLICA DE COLOMBIA
DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES
Bogotá, Abril 22 de 2016
PRESENTACIÓN DE LA OBRA “PAISAJES INEXPLORADOS DE LA
HISTORIA CALDENSE”
Por
CARLOS ARTURO OSPINA HERNÁNDEZ[1]
Ángel
María Ocampo Cardona, actual presidente de la
Academia Caldense de Historia y miembro de la Academia Colombiana de Historia
Eclesiástica, brinda su reciente trabajo “Paisajes Inexplorados de la Historia
Caldense”, a partir del territorio, fiel a la tradición helénica, donde
la intelligentsia caldense cultiva
sus raíces culturales, pues es Heródoto, el Padre de la Historia, quien dice
que los ojos de ella son la geografía y la cronología.
Esa geografía no debe entenderse a la luz
del Google Earth de estos tiempos, sino del terreno vivido, cultivado,
penetrado por el arado del legado humanístico de un pueblo, esculpido en esa
territorialidad.
Si se quiere entenderla como estructura de
la historia tal como la denomina Fernand Braudel.
La categoría del paisaje histórico se
despliega en las páginas del trabajo de Ángel María, desde los aborígenes
Patangoros y marquetones, los conquistadores españoles, los próceres, sus
guerras de poder, los intelectuales, las fundaciones, los colonos pobladores,
los educadores, los artistas y quienes tuvieron como natural escenario el
oriente de Caldas.
Esas expresiones humanas aparecen en la
obra como capas arqueológicas que van elaborando una síntesis histórica de una
cultura de pioneros de diversa procedencia, como los canta Luis Carlos González
en la letra del bambuco con música de Fabio Ospina, “Por los Caminos de Caldas”:
Jadeantes los caminos
por las sierras de mi Caldas,
son machetazos de
hombría sobre carne de barrancas,
añorando van su fuga
de bueyes, mulas y enjalmas,
y ariscas coplas de
arrieros que amaron mozas y santas.
Sobre su lomo bermejo
los hidalgos de mi raza
tatuaron más
herraduras que el Quijote de la Mancha,
y alentaron sus
orillas bravas fondas y posadas
donde fue huésped
nocturno el Sebastián de las Gracias.
Por los caminos
caldenses llegaron las esperanzas
de caucanos y
vallunos, de tolimenses y paisas,
que grabaron en
Colombia, a golpes de tiple y hacha,
una mariposa verde
que les sirviera de mapa.
Jardinero ya sin
rosas y montañero de casta,
siembra en el alma
recuerdos como caminos de Caldas
que se aferran con
cariño a la planicie y la falda
como caricias
de arriero que amaron mozas y santas.
La letra de este canto lo dice todo:
jadeantes caminos de montaña, colonos con amor entrañable a la tierra, el
trabajo y la familia, heraldos de la esperanza, fundadores de pueblos, posadas
y fondas, caucanos y vallunos, tolimenses y paisas.
En el oriente de Caldas, el autor destaca
el encuentro con las notas tolimenses de la cultura caldense que jugó el papel
de catalizadora de las rivalidades entre Antioquia y Tolima, al posesionarse de
los territorios en disputa entre esas regiones.
Desde la conciencia del paisaje donde se
atisba la historia, también Ángel María otea la identidad y reconoce los
noveles escritores como el académico Luis Gabriel Montoya que revivió el
reconocimiento de los aportes del judaísmo que se proyectaron desde la
península ibérica en la cultura caldense. O la desazón de un Bonel Patiño
Noreña, que sumo a la de mi tío abuelo Ovidio Rincón Peláez, sobre si existe o
no una cultura caldense.
La cordillera tiene la respuesta en la
ogra de Ángel María: mis montañas y paisajes son variados: abrigo, camadas de
historia, de culturas, de hombres y de vidas; mi nombre es diversidad hecha
síntesis, síntesis de la diversidad. El caldense debe ser hombre abierto a la
síntesis para encontrarse consigo mismo y con la humanidad en la historia:
mirarla desde las cumbres de la cordillera y sobrevolarla como un águila presa
de la admiración y el reconocimiento.
Académico Ángel María: Es un honor para el
Departamento de Humanidades de la Universidad Católica de Colombia, presentar
su obra y contar con su presencia. Denos en adelante, el gusto de escucharlo.
[1] Subdirector Departamento
de Humanidades, Docente Investigador, Miembro de la Academia Caldense de
Historia y de la Academia de Historia Eclesiástica de Bogotá.