DOS-QUEBRADAS. INDUSTRIA Y REGIÓN
1880 - 1980
SALUDO DEL PRESIDENTE
DE LA ACADEMIA CALDENSE DE HISTORIA EN LA CEREMONIA DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO “DOS-QUEBRADAS
INDUSTRIA Y REGIÓN”
Nos convoca hoy la presentación de una obra escrita por uno
de nuestros más acuciosos historiadores: Julián Chica Cardona. Un intelectual
caldense que se ha caracterizado por su dinamismo investigativo y por su
versatilidad temática: poeta, novelista, ensayista, cuentista, conferencista y
sobre todo, historiador. Y en este último menester, Chica Cardona no se
contenta con historiar el devenir de la región caldense, sino que se adentra
regularmente en otros ámbitos más universales para jugar con la palabra, en
géneros tan disímiles como la novela histórica, la novela testimonial, la
disertación sobre temas continentales y en fin, la creación de obras de belleza
cinceladas con la estructura inagotable del poema.
El libro que hoy se presenta, “Dos-Quebradas: Industria y
Región, 1880-1980”, contiene desde su mismo título un juego de palabras que
entraña la más inquieta significación. ¿Es Dos-Quebradas la ciudad así
bautizada por haberse desarrollado en un entorno señalado por dos serenos
arroyuelos, o por tener en la historia de su desarrollo una implícita
dialéctica de contrastes sociales, económicos y políticos?. La respuesta la
encontrará el lector, al trazo de la lectura de este libro, en cuyo volumen ya
se adivina no sólo la densidad del trabajo investigativo, sino también la
profundidad desplegada para abordar los diferentes aspectos que han determinado
el avance vertiginoso de esta caracterizada urbe del Departamento de Risaralda.
Con razón afirma el historiador Alfredo Cardona Tobón, en su prólogo, que
Julián Chica Cardona nos permite con esta obra “entender cómo una comunidad y
sus líderes transformaron una vereda en la segunda ciudad del departamento de
Risaralda, en un abrir y cerrar de ojos, como en los cuentos de las Mil y Una
Noches”.
Muchas gracias a todos los asistentes a este evento, por su
grato acompañamiento. Y felicitaciones Julián Chica Cardona, por este nuevo
hito en su producción intelectual. Estamos seguros que su cosecha aún tiene
muchas sorpresas más para el deleite del público culto de la región caldense.
JULIÁN CHICA, UN CALDENSE EN DOS-QUEBRADAS
Fabio
Vélez Correa
Julián Chica es un escritor caldense
que ha transcurrido su vida y elaborado su obra en el departamento del
Risaralda, con valiosas y afortunadas presencias en Caldas, la región de sus amores.
Y es que este autor, nacido en Filadelfia, la
tierra del bizcochuelo y las moriscas, ha sabido moverse con igual capacidad
como poeta, historiador, periodista, gestor cultural e investigador social y de
tanatología.
Su espíritu
inquieto, su capacidad creadora y la paciencia, firmeza y dedicación con que
enfrenta sus retos creativos, le han permitido sobresalir en cada uno de los
géneros anotados, no sólo en el plano intelectual, sino también generando obras
que han enriquecido el patrimonio bibliográfico
de la región.
Su tiempo
libre, ese que le queda luego de las elucubraciones y creaciones literarias, lo
emplea en diversas empresas, afines con su espíritu humanista y sus afanes
vitales. Por ello no extraña que haya sido Cofundador del Taller Literario “Mitograma” del
Banco de la República, Pereira, 1985-1988. Miembro directivo de la Fundación
Cultural, Humanista y Científica “Fundacién”. Miembro del Taller Permanente de
Formación Literaria del Instituto de Cultura de Pereira, 2001. Miembro de Número de la Academia Pereirana de
Historia. Y Miembro Correspondiente de la Academia Caldense de Historia.
Ya en el plano
creativo, vemos como en la poesía, en la cual el alma del poeta fluye en
mágicas figuras y hermosos pensamientos, ha dejado para la posteridad varios
libros que encierran su inspiración y su visión de la intimidad, el amor, la
naturaleza y el papel del hombre en el entorno vital... Zodíaco de flechas. Cantos y dibujos del Nuevo Mundo Pagano (1992); Palabras para impregnar silencios (2002); Antipoemario (2005); y Ciudades de Agua (2012), dan fe de su
actividad poética.
Y no solo
ello, porque su afán de compartir, de confrontar y de difundir la poesía, le
han llevado a crear el evento
"Poetas en el Equinoccio", realizado en
Dosquebradas en el mes de marzo, desde 2010, y en el cual cita a poetas de la
región y el país para que lean su obra ante los estudiantes y gentes del común,
obra que finalmente se constituye en un libro para que sea disfrutado por los
nuevos lectores de las bibliotecas del país.
Por otra parte, Julián Chica también
quiso enfrentar el reto de la creación de textos narrativos de largo alcance y
compleja elaboración. Es así como en 2011, presenta al Premio Nacional de Novela de Pereira, su obra Mi querida enemiga, la cual resultó
ganadora y que, según el juicio del jurado calificador “... posee un tratamiento del lenguaje que
apuesta por el humor, utilizando referentes populares y cultos. Nos encontramos
frente a un texto polifónico que nos lleva al interior de mundos cotidianos que
describen las imperfecciones humanas”.
Esta novela sitúa a Chica en el plano de
los creadores caldenses quienes con sus obras están dando pasos fuertes en la
narrativa nacional, tales los casos de Adalberto Agudelo, Adrián Pino, Orlando
Mejía y Octavio Escobar, sin lugar a dudas, la estrella rutilante en el momento
actual con su Premio Nacional de Literatura.
Y en la historia, el género que nos
reúne en esta noche, debemos recordar que Julián Chica publicó en 2007 el libro Un
valle lacustre llamado Dos-Quebradas, un primer estudio histórico sobre
Dos-quebradas, la población industrial del Risaralda que hace parte del Área
Metropolitana de Centro Occidente, junto con Pereira y La Virginia.
En esta obra,
primer acercamiento a la realidad histórica de la región, hace un estudio de la
misma, desde sus orígenes prehistóricos inmersa en el pasado aborigen de
ancestro quimbaya; su descubrimiento por el Capitán Jorge Robledo, al penetrar
en dicha provincia a su regreso de Arma en el año de 1540 y la ulterior
colonización antioqueña, por un grupo de trabajadores que escaparon de las
breñas áridas del norte, para crear nuevos fundos de riqueza agrícola.
Y hoy, con Dosquebradas – Industria y Región
1880 – 1980 (2015), su nuevo libro,
redondea su proyecto histórico sobre Dos-Quebradas, entregando a sus gentes un
bien balanceado texto sobre lo que ha sido y ha representado este municipio
para el desarrollo cívico, económico e industrial del departamento del
Risaralda.
En sus once capítulos, bien hilvanados
y mejor escritos, van pasando todos esos pequeños y grandes acontecimientos
que, al cabo de los años, han ido formando la estructura histórica de la
región, donde el empuje, el afán cívico y el interés y amor de sus habitantes
han logrado conformarla para bien de la nación.
En los primeros capítulos, está la
Dos-Quebradas del siglo XIX, aquella aldea que hacía parte del Cantón de Cartago, en el Estado
soberano del Cauca, que debió sufrir los embates de la Guerra de los Supremos y
la de los Mil Días, que empezó a ser surcada por numerosos caminos que fueron
conformando las vías de la República, dando importancia al construido por la
Sociedad Félix de la Abadía y Cía Ltda., que abriría la ruta hacia Antioquia.
Asimismo, fue la Dos-Quebradas donde se
inició la apropiación rural y la economía de subsistencia y que coincidió con
el Quinquenio Reyes y la Creación del Departamento de Caldas. Empezaron a
surgir grandes fundos poblados en: Los Frailes, La Popa, La Badea, Puente Zea, La
Romelia, Estación Gutiérrez, Aguazul, Playa Rica, Santa Ana, La Cima, Los Molinos, Sabanitas, Los
Juncos y La Soledad, poblados por colonos de distintas regiones, que con los
años irían a conformar el territorio de Dos-Quebradas.
El autor, en su afán de presentar una
obra de gran calado y trascendencia, hace un detallado informe de la evolución
del pueblo en lo relacionado con los Ferrocarriles (Ferrocarril del Pacífico y
ramales de Antioquia y Caldas) y las carreteras, los puentes y el Túnel de
Boquerón y el papel jugado por el Río Otún con sus crecientes e importancia
hídrica.
En cuanto al plano religioso, es
prolijo en datos e informes sobre su evolución y papel formador de las gentes,
recordemos que los antioqueños que pisaron estas tierras a finales del siglo
XIX y comienzos del XX, tenían bien fija en sus costumbres el espíritu
religioso, la creencia en Dios y el respeto y afianzamiento de su fe en torno a
la Iglesia y el Cura.
El autor hace énfasis en la construcción
de la capilla en la vereda Dos-Quebradas, impulsada por el Presbítero Job
Matías, Padre Lazarista y que fuera la base de la nueva Parroquia. Asimismo,
enfoca la Campaña Pro-Cementerio del Corregimiento, liderada desde La Capilla, por
su párroco Julio César Berrío. Y como dato anecdótico, el caso del falso cura
de la capilla, Tiberio Valencia Robledo (un bandido venido a menos, quien con
sotana quiso ocultarse de las autoridades), que fuera llevado a los periódicos
con gran despliegue y que generó curiosidad en sus lectores.
Y como el pueblo no podía quedarse en
eso, una pequeña aldea de provincia, porque en las venas de sus habitantes
ardía la sangre del emprendimiento y del desarrollo, empiezan a surgir
infinidad de proyectos industriales que, con el paso de los años, generaron la
ciudad industrial que hoy es Dos-Quebradas.
Industria Metalúrgica La Macarena, Fábrica
de Comestibles La Rosa S.A., Fábrica de Tejidos de Lana Omnes Ltda., Industria
Molinera de Caldas, Fábrica de Vestidos Valher (Valencia Hnos.),
Transformadores TPL Ltda., son algunos de esos proyectos que se convirtieron en
realidad y que generaron empleo, progreso y visibilidad para Dos-Quebradas, en
las páginas del libro de Julián Chica está su historia, con datos, estadísticas
y brochazos anecdóticos.
Y como todo no puede ser solo trabajo
y organización, también hay que darle paso a la diversión y al brillo social.
Por ello van a surgir en Dos-Quebradas, en los años 30 y 40, los clubes
sociales que van a aglutinar a los ricos, los comerciantes y los industriales:
El Club Social La Popa y el Club Campestre de Pereira, para dar un lustre
social a sus actividades cotidianas.
Al mismo tiempo que lo anterior
ocurría, en el plano industrial y social, la nueva población de niños y jóvenes
recibía la educación adecuada para replicarlo hacia el futuro. Este papel
educativo fue jugado, en gran medida, por varias comunidades religiosas: Comunidad
Lazarista, Hermanas Carmelitas Terciarias Descalzas y Comunidad salesiana. Todo
ello está bien documentado y estudiado por Julián Chica en su libro, dándole la
importancia que se merece.
Y siguen pasando las páginas del libro
y nuevos aconteceres vitales para la región hacen su aparición. El autor
destaca el papel de Lorencita Villegas de Santos, como la mujer que juega su
papel en el destino de Colombia y que, habiendo nacido en el corregimiento de
Dos-quebradas, logró ayudar al crecimiento de la región gracias a sus gestiones
como esposa del presidente Eduardo Santos y a su espíritu cívico y altruista.
También destaca el interés que tuvo la
población de poseer un aeropuerto y que finalmente concluye con la construcción
del mismo, pero en Pereira, El Matecaña. Asimismo, tener su Plaza de Toros y un hipódromo, pero aparte de
ligeras celebraciones taurinas improvisadas y algunas competencias equinas, decreció
el entusiasmo y no pasó a mayores.
Ya para concluir su libro, Julián
Chica desmenuza con datos precisos y apuntes adecuados, lo relacionado con el
progreso urbanístico, su estructuración como población organizada y cívica y su
lucha para lograr que la Asamblea Departamental del Risaralda le diera la
categoría de municipio, mediante Ordenanza Nº 012 del 6 de diciembre de 1972.
Por último, Con Dosquebradas – Industria y Región 1880 – 1980, su nuevo libro, Julián Chica amplía el espectro
histórico del departamento del Risaralda y, por ende, de la región del Eje
Cafetero, dando lustre a la Academia Caldense de Historia que en buena hora lo
asumió en su seno y que hoy le brinda su aplauso de felicitación y solidaridad
en la labor histórica.
Muchas gracias
Secretaría de
Cultura de Caldas
Septiembre 27
de 2016